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Hace poco más de cinco años, la portería de las águilas del América estaba defendida por Adolfo Ríos, un arquero muy sólido y experimentado, que muy pocas veces se lesionó, sin embargo, unos días antes del partido contra los Rayados de Monterrey, Ríos llegó tarde al entrenamiento de las águilas e inmediatamente buscó al doctor del equipo, y después de revisarlo se confirmó que el michoacano no estaría en condiciones de jugar el próximo encuentro, por lo que Leo Beenhakker, el entonces DT de los azulcremas, convocó a los dos suplentes (Guillermo Ochoa y Edgar Hernández) para el partido ante los regios.
El holandés no les había comunicado quién sería el titular, sino hasta la mañana del encuentro cuando Leo le dijo a Ochoa que haría su debut en primera división, le deseó suerte y le brindó toda su confianza.
Y así fue, Guillermo Ochoa jugó su primer partido en el máximo circuito en 15 de febrero de 2004, de la mano de grandes jugadores del Club América como Cuauhtémoc Blanco, Pável Pardo, Ricardo Rojas y Duilio Davino.
Después de cinco años de trayectoria y con sólo 23 años de edad, Memo ha disputado 160 partidos en la liga mexicana, ha participado en Juegos Olímpicos, en una Copa del Mundo, en Copa América, en Copa de Oro, en Mundial de Clubes, Copa Sudamericana, y Copa Libertadores; algo que ningún portero mexicano había conseguido.
Pero Memo no se conforma, sabe que todavía tiene mucho que lograr, y algunas de sus metas son: Jugar en un equipo europeo como el Manchester United, el Barcelona o el Milán, y acumular cinco participaciones mundialistas.
No cabe duda que estamos frente a uno de los mejores porteros del mundo, que ya estaría jugando en el extranjero si fuera argentino o brasileño, sin embargo, pronto le llegará la oportunidad de emigrar para mostrarle al mundo que en México hay buenos futbolistas.
Hoy por todo lo hecho, Ochoa no sólo es un ídolo de la afición americanista, sino de la afición mexicana que reconoce sus cualidades: Grandes reflejos, frialdad, alcance, recorrido, serenidad, liderazgo, y sobre todo, HUMILDAD, algo que lo ha llevado muy lejos y que lo pone por encima de arqueros con «jerarquía» (Oswaldo Sánchez) que no conocen el significado de esa palabra pues siempre presumen ser los mejores, los más experimentados, y no son capaces de reconocer sus propios errores o el momento de hacerse a un lado, ya que lo único que les interesa es el bienestar personal y aumentar el ego de alguien que ha sido absolutamente sobrevalorado.
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